domingo, 4 de diciembre de 2011

Visión e interpretación

Cuando El Señor enseña a Jeremías acerca de la visión profética recibida le explica una de las verdades más poderosas del Reino. Pablo nos instruye en Efesios a edificar a la Iglesia a través de los dones y ministerios, dos de éstos son el ministerio del profeta y el del maestro y su función es traer fundamento.

Efesios 4:11 Y Él mismo dio: unos, apóstoles; otros, profetas; otros, evangelistas; y otros, pastores y maestros;
4:12 a fin de adiestrar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,



1 Corintios 12:28 Y a unos Dios puso en la iglesia, primeramente apóstoles; lo segundo, profetas; lo tercero, maestros; luego, poderes milagrosos; después, dones de sanidad, capacidades para ayudar, capacidades para administrar, géneros de lenguas.

El Señor da a Jeremías una visión que serviría para mostrarnos la verdad del nuevo pacto acerca de las funciones necesarias en el cuerpo para edificación de la Iglesia. El Señor actua como un maestro y Jeremías es el profeta de Dios.

Jeremías 1 11 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: "¿Qué es lo que ves, Jeremías?" "Veo una rama de almendro", respondí. 12 "Has visto bien dijo el Señor, porque yo estoy alerta[1] para que se cumpla mi palabra." 13 La palabra del Señor vino a mí por segunda vez, y me dijo: "¿Qué es lo que ves?" "Veo una olla que hierve y se derrama desde el norte", respondí. 14 Entonces el Señor me dijo: "Desde el norte se derramará la calamidad sobre todos los habitantes del país. 15 Yo estoy por convocar a todas las tribus de los reinos del norte afirma el Señor.

Si bien es cierto que Jeremías no entendió que fue lo que veía, el Señor fue quien no solo interpretó lo que veía sino que además aprobó la visión del joven profeta, dándole un sentido y una aplicación práctica para su tiempo. Jeremías es el profeta que recibió una visión que no comprendió del todo lo que era ni a que correspondía, y el mismo Señor fue el maestro que tomó la visión del profeta y se la interpretó, indicándole que lo que había recibido aun cuando fuera difícil de comprender si era correcto y aprobado por Él.

Tenemos entonces aquí un hermoso ejemplo de la interacción que deber producirse entre profetas y maestros y como su trabajo en conjunto estando en el cuerpo de Cristo logra unir cielos y tierra, es decir, traer la visión del cielo, entenderla y aplicarla en la tierra.

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