jueves, 6 de febrero de 2014

Vida de Reino

Nosotros, el pueblo de Dios, el Israel celestial fuimos engendrados para posicionarnos como embajadores del Reino de Dios en nuestro lugar de influencia. Al pueblo de Israel le fue dada una proclama eterna durante su camino hacia la tierra del reposo. Esta proclama sustenta nuestra vida en estos postreros días, dándonos una esperanza viva del cumplimiento certero de la voz de Dios.

Éxodo 19
4 "Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo os he tomado sobre alas de águilas y os he traído a mí.
5 "Ahora pues, si en verdad escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra;
6 y vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa."


Debemos entonces comprender que la promesa de Dios se sustenta con hechos reales en nuestra vida, dándonos la certeza de que sus mismas "alas" nos llevan durante todo el camino que recorremos en nuestra vida. No es necesario que Dios nos demuestre que Él lo hará nuevamente sino que debemos "ver lo que ha hecho con los egipcios" en nuestra vida.

La promesa nos dice que debemos mantenernos firmes, escuchando y guardando el pacto eterno. Y que pacto es este sino la promesa misma de Jesús de entrar en su reposo, de que estaría con nosotros y que seríamos uno con Él:

Hebreos 4
9  Por consiguiente,  queda todavía un reposo especial* para el pueblo de Dios;
10  porque el que entra en el reposo de Dios descansa también de sus obras,  así como Dios descansó de las suyas.



Mateo 28
20 ...Y les aseguro que estaré con ustedes siempre,  hasta el fin del mundo

Juan 17
21 para que todos sean uno.  Padre,  así como tú estás en mí y yo en ti,  permite que ellos también estén en nosotros,  para que el mundo crea que tú me has enviado.

Entonces teniendo la certeza de que Dios está con nosotros, de que lo ha demostrado en nuestras vidas, sabiendo que hemos guardado el pacto, procuremos ser para Dios su real sacerdocio en esta tierra, ocupándonos del ministerio que nos ha encomendado a través de su Espíritu.

Isaías 61
1  El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros,
2  a pregonar el año del favor del Señor y el día de la venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo, 

3  y a confortar a los dolientes de *Sión. en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles de justicia, plantío del Señor, para mostrar su gloria.
4  Reconstruirán las ruinas antiguas, y restaurarán los escombros de antaño; repararán las ciudades en ruinas, y los escombros de muchas generaciones.