jueves, 29 de septiembre de 2011

Entendiendo la perspectiva de Hijo


Cuando el hijo pródigo pidió sus bienes vemos que sabía muy bien lo que poseía y lo que era suyo por derecho. El otro hijo hasta el final de la historia nunca entendió que todo lo que tenía su padre era de él.

Muchas veces no entendemos como actúa el corazón de Dios en cuanto a nosotros, ciertamente Él se entristece cuando se aparta un hijo suyo, pero de igual forma se entristece cuando uno de sus hijos no entiende que es hijo y lo que le pertenece como tal.

Esta parábola bien podría llamarse la del hijo desentendido, más que la del hijo pródigo.

Hebreos 5 5 Así también el Mesías no se glorificó a Sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino el que le dijo: Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy. 6 Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.

Lucas 15 11 También dijo: Cierto hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y él les repartió el sustento. 13 Después de no muchos días, el hijo menor, recogiendo todo, partió hacia un país lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo perdidamente. 14 Y cuando lo había gastado todo, sobrevino una gran hambre en aquel país, y él comenzó a pasar necesidad. 15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquel país, quien lo envió a sus campos a apacentar cerdos. 16 Y ansiaba saciarse con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17 Entonces, volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de panes, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y ante ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo, hazme como uno de tus jornaleros. 20 Y levantándose, fue a su padre. Y estando él aún distante, su padre lo vio, y corriendo, enternecido, se echó sobre su cuello y lo besó efusivamente. 21 Le dijo entonces el hijo: Padre, he pecado contra el cielo y ante ti, ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: ¡Pronto, sacad el mejor vestido y vestidlo, y ponedle un anillo en su mano y sandalias en los pies! 23 ¡Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y regocijémonos! 24 Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido, y fue hallado. Y comenzaron a regocijarse. 25 Pero su hijo mayor estaba en el campo, y como al regresar oyó música y danzas, se acercó a la casa. 26 Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él entonces le dijo: Tu hermano se ha presentado, y tu padre ha sacrificado el becerro gordo, porque lo recuperó sano. 28 Y se enojó y no quería entrar. Saliendo entonces su padre, le rogaba. 29 Pero él respondió al padre diciendo: He aquí, tantos años te sirvo y jamás quebranté un mandato tuyo, y nunca me diste un cabrito para regocijarme con mis amigos, 30 pero cuando regresó este hijo tuyo, que consumió tu hacienda con prostitutas, mataste para él el becerro gordo. 31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas; 32 pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, y revivió; estaba perdido, y fue hallado.

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